Hace 6 años dejé un trabajo que no me hacía feliz y emprendí como artista y arteterapeuta. El año anterior recuerdo que escribí en un papel un texto describiendo la vida con la que soñaba. A finales de 2023 encontré ese papel y lo leí. Lloré de emoción al darme cuenta de que la vida que soñé un día es la que tengo hoy.

Para llegar hasta aquí he tenido que aprender de marketing, de redes sociales, de venta, de estructura de empresa, de contabilidad… de fotografía, de diseño, de pintura (por supuesto), de trabajo con personas. Y sigo aprendiendo. En algunas cosas soy tremendamente bueno: sé observar un proyecto y detectar lo que no funciona y generar alternativas. Doy las gracias a mis años como trabajador social coordinando proyectos auntonómicos, a ser intituivamente escorpio o a ser relector en Human Desing. Yo que sé. Pero donde pongo el ojo, pongo la bala. Otra cosa que se hacer muy muy bien es transmitir con las imágenes. Para pintar esto es imprescindible. Pero no me refiero a eso: me refiero a poder generar formas creativas para comunicar las cosas. Me flipa la moda, y he tenido la oportunidad de trabajar con personas de este mundo de las que he aprendido algunas cosas. Y señoras, a comunicar con el estilo vistiendo se aprende. Y es un acto que enfoca la mente y la energía en una dirección. Y la otra cosa que sé hacer muy bien es comunicar y vender. He montado mi negocio casi en su totalidad vendiendo arte a través de instagram. Quiero decir: los hechos hablan por sí solos.

Tras un tiempo trabajando en mentorías individuales a artistas y creativos, he decidido crear un programa para transmitir todo lo que sé, y poder ayudar a más gente a vivir de su proyecto. Y a vivir bien.